TERAPIA VASCULAR
BEMER

Es un tratamiento no invasivo que utiliza campos electromagnéticos de baja frecuencia y baja intensidad, capaces de estimular el sistema vasomotor (contracción rítmica) en los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo. El mecanismo de acción de la terapia vascular física consiste en la transmisión de una señal especial patentada y configurada en múltiples dimensiones (la señal específica de BEMER).

Sí, la terapia de BEMER puede provocar el incremento del rendimiento. La mejora del rendimiento se debe a la reducción del período de recuperación, a la reducción del riesgo de lesiones y a la reducción del consumo energético necesario para el calentamiento. Gracias a la aceleración del proceso de recuperación, es posible que la potencia física varíe dando lugar a un aumento del rendimiento. Se ha observado que se producen menos lesiones de lo normal durante los entrenamientos.

La sensación que produce la terapia de BEMER varía de un usuario a otro. Algunos usuarios sienten una ligera sensación de calor o cosquilleo, y casi todos se sienten mucho más relajados y fuertes tras realizarla. Si tienes dudas, consulta a tu médico o un dispositivo de referencia de BEMER relacionado con la terapia vascular física, o solicita asesoramiento médico.

La terapia BEMER se considera segura para la mayoría de las personas. Los dispositivos utilizan campos electromagnéticos de baja frecuencia y baja intensidad que están dentro de los límites que generalmente se consideran seguros. Sin embargo existen algunas contraindicaciones.

Recomendamos que un médico/terapeuta valore los desórdenes, los síntomas o las enfermedades antes de iniciar la terapia vascular física de BEMER, sobre todo en los siguientes casos:

• Fiebre de origen desconocido
• Enfermedades contagiosas
• Arritmia cardíaca severa
• Psicosis severa
• Convulsiones incontrolables (como la epilepsia)
• Consumo prolongado de antagonistas del receptor beta
• Consumo prolongado de corticoides
• Consumo prolongado de derivados de la cumarina

1. Mejora de la circulación y oxigenación de los tejidos: Al mejorar el flujo sanguíneo en los vasos capilares, se facilita la entrega de nutrientes a los tejidos y órganos, lo que puede tener beneficios para la salud en general.

2. Apoyo a la recuperación y el rendimiento deportivo: La mejora en la circulación puede ayudar en la recuperación más rápida de los músculos tras el ejercicio, así como en la curación de lesiones al acelerar la eliminación de los desechos metabólicos y reducir la inflamación, así como también a una mejor resistencia y capacidad de rendimiento.

3. Alivio del dolor: Algunos usuarios reportan reducción del dolor, especialmente en condiciones como artritis o lesiones musculoesqueléticas.

Sí. Los científicos han estudiado la terapia vascular física durante años centrándose en una gran variedad de problemas. Los resultados están publicados. Solo gracias a este trabajo científico y a los resultados obtenidos ha sido posible certificar la terapia vascular física, así como crear y establecer un nuevo tipo de terapia vascular. Como resultado, la terapia física vascular constituye un nuevo estándar, reconocido mediante la certificación, cuyas indicaciones, enumeradas en el apartado «¿Por qué recomendamos la terapia vascular física de BEMER?» se han testado. En la actualidad, la base de datos científica cuenta con más de 500 páginas de estudios científicos sobre una amplia variedad de aplicaciones en las que la terapia vascular física ha demostrado su eficacia y sus efectos adyuvantes. Existen numerosas publicaciones científicas.

La terapia vascular física no está pensada para una única enfermedad en concreto. Gracias a los efectos que produce en la microcirculación y a la mejora resultante de la distribución y eliminación de las células corporales, estas pueden regenerarse y producir mayores cantidades de energía, lo que hace posible que continúen desempeñando su función (la producción) con más fuerza. A través de este «incremento de la producción» y del consecuente aumento de la variedad de productos celulares, el cuerpo puede recuperar la capacidad de regular su circulación. Dicho de otro modo, el cuerpo se ayuda a sí mismo y es capaz de fomentar su curación.

Se deben considerar las siguientes contraindicaciones absolutas:

• Terapia inmunosupresora después de un trasplante
• Terapia inmunosupresora tras un trasplante de células alogénicas o un trasplante de médula ósea o de células madre. No existe ninguna contraindicación para la terapia BEMER en otras enfermedades que suelen requerir inmunosupresión, por ejemplo, enfermedades autoinmunes o dermatológicas.
• Los implantes médicos activos que producen estimulación (por ejemplo, marcapasos, desfibriladores, estimuladores cerebrales, estimuladores musculares) son una contraindicación relativa. La aplicación adyuvante de la terapia BEMER debe consultarse con el médico que trata al paciente.
• En el momento de evaluar el riesgo, su especialista debe aplicar los valores límite del implante fijados en su caso y tener en cuenta la distancia entre la bobina del aplicador y los electrodos del implante para determinar si la terapia BEMER puede causar o no interferencias con una densidad de flujo máxima de 150 µT (densidad media de flujo para el tratamiento en cuerpo entero 21 µT). Si, a juicio del especialista, no se puede descartar una interferencia y, por lo tanto, no se puede garantizar con certeza la seguridad de funcionamiento, no se debe llevar a cabo el tratamiento con el sistema de terapia BEMER.

Todos los implantes médicos activos destinados a suministrar medicamentos (bombas de medicamentos) son una contraindicación real y descartan la aplicación de la terapia BEMER.